Comparatio

Su causa y efecto en mi producción artística.

Resumen

Es al menos, lo que pienso cada vez que me aparece en las redes sociales una pieza de alguno de mis artistas favoritos, es un sentimiento en gran parte positivo que proviene de una profunda admiración, pero llega a ser un poco autodestructivo cuando te estancas en él.


Está demás aclarar que el arte es algo tan subjetivo que es prácticamente inseparable de su creador en ocasiones, por lo que el querer lograr que tu producto sea igual que el de tu par sería replicar y no producir una creación propiamente tuya, tu arte.


Aún con esto, no podemos negar la misma naturaleza humana, el hecho de ser una criatura social y vivir en comunidad nos predispone a querer ser aceptados en el grupo (ser un miembro de alto valor incluso), por lo que cuando observamos que alguien tuvo éxito intentamos replicar su fórmula en búsqueda de obtener la misma aprobación.


En la era del internet donde la mayor parte de interacciones sociales ocurren dentro de las redes, destacar solo es aceptado si tus resultados son excelsos y el error es castigado severamente, por lo que el artista virtual se haya en un estado constante de ansiedad y orillado a no intentarlo por miedo al fracaso.


En este trabajo, escrito entre eternas pausas para meditar y entender un poco mi propio accionar, me dedicaré a explorar el por qué y de donde viene esta necesidad de comparar algo tan subjetivo como mi arte con el de mis pares.

Palabras clave: Admiración, naturaleza humana, comunidad, interacciones sociales, comparar.


Me gustaría abrir este documento aclarando que la comparación es una herramienta auto evaluativa del ser humano, lo que buscamos al compararnos con nuestros pares es definir un estándar que nos guie a conocer nuestras posibilidades y limitaciones, de esta manera nos volvemos susceptibles a ideas y conceptos generalizados que existan en nuestro grupo social y los adoptamos como nuestros. No es dañina por sí sola, pero dependiendo de la psiquis de la persona y su entorno, esta habilidad puede volverse una gran excusa para el auto sabotaje.

El psicólogo social americano, Leon Festinger, desarrolló la “Teoría De La Comparación Social” en 1954, en la cual resalta como el ser humano busca conocerse a sí mismo más que nada, y, para tener una noción lo más rigurosa y objetiva posible de si, busca principalmente compararse con un estándar objetivo o social.

Mis primeros impulsos artísticos empezaron por la comparación, toda mi infancia dibujé, como una actividad más de recreación que comparten miles de niños sin la obligación de volverse un artista de adultos, pero fue el ver videos de YouTube de adolescentes mayores o de mi edad dibujando lo que me llevó a pensar “Yo también quiero hacer eso”.

Observé que sus habilidades eran superiores que las mías , y esto me sirvió de impulso para tomar una práctica rigurosa sobre mi arte, dibujaba todos los días desde que salía de la escuela hasta que me iba a dormir, me ansiaba alcanzar ese estándar que me había marcado a mí misma, y pronto.

Pero fue un proceso que disfrute enormemente, también la diferencia de edad que compartía con estos artistas que tanto admiraba alivianaba el peso de la comparación y me daba más espacio para vivirlo como un juego, “Las comparaciones con personas cuya opinión o capacidad son demasiado discrepantes no proporcionan mucha información útil para evaluar la exactitud de la propia opinión o capacidad.” (Corcoran, K., Crusius, J., Mussweiler, T., 2024, p. 2). Con esto en mente, la visión que yo obtenía sobre mi arte era principalmente positiva, comparándome con personas que me doblaban la edad, no dibujaba tan mal para estar todavía a mitad de camino. Esta opinión cambiaria rápidamente.

El entorno es uno de los factores determinantes en la teoría de Festinger, yo si bien tenia de referentes a personas del ambiente artístico, los espacios que yo habitaba no podían estar más alejados. ¡Es fácil asumir que sos el mejor en algo si sos el único que se dedica a eso!

A los 13 entré a la secundaria Nigelia Soria y seria mi primera introducción a un ambiente artístico y a un sentimiento de competencia, sería la primera vez en la que tengo un espacio en el que compararme y poder medir verdaderamente mis habilidades y limitaciones.

Si bien es un golpe pequeño a la autoestima darte cuenta que más que ser el mejor, estas en la media cuando te comparas con tus pares, esto me abrió todo un abanico de posibilidades, descubrí técnicas y simbolismos en el arte que me acompañarían en mis producciones hasta el presente.

Volviendo al presente, desde el 2020 las redes han inundado cada rincón de nuestro día a día, al punto en que pareciera ser otro espacio al que entramos y salimos diligentemente como si de nuestro trabajo se tratase. La idea de esta red interconectada de personas siendo algo peligroso ha quedado en el fondo de nuestras mentes y en un reto al pasar de nuestros padres o abuelos, posteamos nuestra vida entera en estas.

Se ha vuelto algo tan intrínseco en la sociedad que ya muchas empresas acostumbran promoverse por las redes y los empleos remotos están a la orden del día, esta digitalización de nuestras vidas también se ve en el arte y como lo consumimos.

Hay miles de millones de artistas en las redes, constantemente exponiendo su arte al mundo en tiempo real, arte que se mezcla con el contenido casual y se vuelve un post más del montón que pasamos casi sin prestar atención en nuestro deslizamiento constante. En general, ha habido un cambio de paradigmas en el arte, se busca más seguir tendencias y tener un estilo comerciable, repetir lo que le ha dado éxito a otros es lo habitual.

En este contexto, manejo una cuenta de arte en Instagram y un par de otras redes, y lo que en un principio era manejable y hecho completamente para mi expresión artística, se fue derogando conforme más tiempo pase en las redes. Este tiempo me lo pasaba en parte manejando mi cuenta pero también comparándola con la de otros artistas, viendo en que nos parecíamos y en que nos diferenciábamos, y por qué. Busque un par de veces replicar lo que le daba éxito a otros, sin éxito, al no ser arte que saliera de mi terminaba sintiéndome terriblemente desanimada. ¿Por qué no funcionaba? Estaba haciendo todo lo que los demás hacían.

Empecé a perderme.

En esta búsqueda por ser como los artistas que yo tanto admiraba, trate y trate sin éxito hasta que en un punto me bloquee por completo, me había inhibido cualquier tipo de impulso creativo.

Estuve en un paro total por prácticamente año y medio, tiempo en el que intente enfocarme en otras cosas, pero nada me llenaba, evitaba totalmente pensar en el arte porque sentía que me era imposible alcanzar el estándar que yo mismo me había auto impuesto.

No sería hasta volví a reconectar con unos amigos de mi cuenta de arte, que recobraría un interés por crear para mí mismo. En este sentido, compararme me ayudo a darme cuenta que mi decisión de alejarme totalmente del arte por no ser lo suficientemente buena era desmedida, veía a mis amigos tener las mismas inquietudes que yo pero manejarlas distinto, una comparación que me ayudo a poner en tela de juicio mi opinión sobre cómo debería ser mi arte y recobrar un sentido de identidad. Había buscado tanto homogenizarme a un punto en el que mi arte ya no era mío realmente.

En mi producción a lo largo de este año, he logrado encontrar un balance entre mi identidad y las expectativas sociales,    tuve múltiples recaídas en este bloqueo creativo por compararme, he empezado trabajos, los he abandonado, retomado, comparado y desechado en el momento que noto que no son lo suficientemente buenos para el estándar de mis pares. No puedo evitar saturarme y necesitar empezar de cero con la cabeza vacía, guiándome por obras de artistas que me gustan para intentar algo mejor a mi intento fallido anterior.

 

"Mi verdadero yo", obras para el primer trabajo de la catedra Pintura III.

Trabaje mirando de cerca la obra de ももえ (MOMOE)、mme_daigaku en X.

ももえ (MOMOE), "Character Costumes".

Concepto para obra descartado para el trabajo “Auto imágenes” de la cátedra de Pintura lll.

Entregas finales del trabajo "Auto imagenes" y "Soy otro" de la cátedra de Pintura lll, ambos inspirados en la obra de Rei Ichikawa.

Obras de Rei Ichikawa.

El final de esta ponencia me haya sin una conclusión definitiva, decir cualquier tipo de máxima con el propósito de dar por acabado el tema sería mentir ya que, de nuevo, la comparación es un proceso automático inconsciente, en la mayoría de los casos, y tampoco lo vivo como algo malo o que repercuta negativamente en mi arte (digo pese a tener una pequeña crisis de identidad cada vez que tengo que producir algo que las personas puedan usar para juzgar mi valor artístico). Voy a compararme toda mi vida durante mis procesos, es necesario en mi producción, el alejarme por un momento de mi obra, verla a la par de otra similar, y ver en qué puedo mejorar, o por qué decidí manejar el tema distinto al otro, es una herramienta que me ha ayudado enormemente a conocerme mejor, y a día a día ir cementando mi identidad artística.